Como la devastación de un huracán. Ni los difuntos encontraron refugio de la tormenta que el miércoles por la noche sacudió varios puntos de la provincia de Ourense. La caída de un rayo ha causado importantes destrozos en el cementerio parroquial de Santa María de Quins, en el concello ourensano de Melón. Los operarios reponían a primera hora de ayer los daños más aparatosos. El impacto afectó a unos cincuenta panteones destrozó lápidas y dejó al descubierto varios nichos. "Reventó cristales, lápidas de mármol y puertas, incluso se veían algunos ataúdes. En 36 años que llevo de sacerdote nunca había visto algo así", señalaba ayer el párroco, José Luis Rivera.

El rayo atravesó uno de los pasillos del cementerio. Un feligrés vio la escena de destrucción a la mañana siguiente, ya que la casa más próxima está sin habitar. El Concello de Melón encargó a la brigada municipal de obras que tapiara los boquetes abiertos en los lugares de enterramiento y valló la zona afectada por la tormenta. El impacto también arrasó un par de árboles en el entorno del recinto religioso.

Además, el ayuntamiento se ha puesto en contacto con el Obispado de Ourense de cara a la rehabilitación del camposanto. La Diócesis se haría cargo de los trabajos si el cementerio, explicaron fuentes municipales, se encuentra cubierto por el seguro de la institución eclesiástica. En caso contrario, el concello de Melón no descarta pedir la colaboración de feligreses y vecinos, aunque la alcaldesa, Cristina de Francisco (PP), se puso ayer en contacto con el presidente de la Diputación, José Manuel Baltar, para que la administración provincial sufrague o colabore en la recuperación del cementerio.