Atribuye a "razones políticas" que el gobierno de Alberto Núñez Feijóo le diera "carpetazo" a la creación del parque de reciclaje de Carballeda de Avia impulsado por el bipartito y la administración central, después de que se ejecutara un gasto de 2,5 millones de euros. Y a pesar de que se resigna, ante la decisión que ha tomado la Xunta de crear una planta incineradora para el sur de Galicia, mantiene la esperanza de poder gestionar la implantación de empresas de reciclaje de metales, plásticos, vidrio y neumáticos en su municipio, para aligerar la carga de trabajo de las plantas incineradoras y generar empleo.

–¿Cuáles son las diferencias entre la incineradora de O Irixo y el parque de reciclaje que quería montar el gobierno de Pérez Touriño en Carballeda de Avia?

–Las diferencias son abismales. En el parque de reciclaje no se quemaba nada, porque no había incineración. Tenía como finalidad reciclar residuos industriales y domésticos en naves cerradas. Por ejemplo, las ruedas de vehículos viejas se meten en una tolva, de la que salen por unas cintas y llegan a una máquina que las va cortando con unas cuchillas. Las convierte en polvillo negro. Luego se envasan en sacos, para que se pueda reutilizar la materia prima. Las empresas de reciclaje de electrodomésticos, lo primero que hacen es quitarle el cableado, para conseguir cobre puro mediante otro proceso. Y los coches que mandan los desguaces a estas plantas en "paquetes", completamente descontaminados, sin plásticos ni cristales, entran en otra tolva muy grande y los van triturando. Al final del proceso, el hierro y el aluminio salen separados. En cambio la incineradora quema la práctica totalidad de la basura, porque no llega seleccionada.

–El mayor peligro lo representan las dioxinas y los furanos, entre otros elementos contaminantes.

–Claro porque todo eso pasa a la atmósfera, y luego baja con la lluvia, contaminando la tierra, manantiales y cultivos. Hay que tener en cuenta que las dioxinas son cancerosas. El problema de la Xunta es que Sogama tiene capacidad para recibir 550.000 toneladas de basura y está recibiendo casi 900.000. Por lo tanto, manda directamente al vertedero la mitad de los residuos que recibe, sin ningún tipo de tratamiento. Y tratan de paliar la situación, creando otra planta de similares características en el sur de Galicia.

–¿El reto pasa por incrementar la recogida selectiva?

–Con la recogida selectiva se podría reducir la basura en un 70%. En Cataluña ya están realizando la recogida puerta a puerta, por lo que si en una vivienda mezclan plástico con cartón no la llevan. Ahora hay contenedores soterrados, que funcionan con tarjetas identificativas, para incentivar mediante descuentos a los usuarios que reciclan papel, plástico, metales, vidrio y demás.

–¿La Xunta no apuesta por este sistema, porque sale más caro?

–Efectivamente, pero el coste se podía equiparar impulsando una recogida selectiva de residuos.

–¿Qué solución le daban ustedes a los residuos orgánicos?

–Los residuos orgánicos no venían a Carballeda; se tratarían en la planta de Cerceda, que podría asumir, al disminuir el volumen de basura en un 70%. Si solo llegaran a Sogama los 550.000 kilos de basura para los que está diseñada no habría que crear la incineradora de O Irixo.

–Buscan una solución de emergencia.

–Claro, porque se fueron abandonando, la situación se ha desbordado, y ahora intentan salir del paso como sea, causando un grave perjuicio a núcleos importantes: O Carballiño está a dos kilómetros en línea recta y Ourense queda a 25.

–¿El proyecto del parque de reciclaje que usted pretendía hacer en Carballeda se ha desplomado?, como consecuencia del cambio de color político de la Xunta y del Gobierno central.

–Yo espero que se pueda desarrollar todavía, después de que se ejecutara una inversión de 2,5 millones de euros. Y en la actualidad hay una empresa importante, interesada en tres o cinco hectáreas de terreno para montar una industria de reciclaje.

–Al alcalde de Carballeda nadie le puede prohibir que gestione la implantación de empresas que reciclen neumáticos, metales, plásticos, vidrio y papel.

–Claro, porque el Plan General de Urbanismo contempla la creación de un parque de 700 hectáreas de terreno para ese tipo de industrias.