El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, declaró ayer en Ourense el "apoyo incondicional" al emplazamiento en la provincia de Ourense de la planta de tratamiento de residuos urbanos, cuya instalación en montes comunales de la parroquia de Campo ya ha sido anunciada como "definitiva" por parte del alcalde de O Irixo, Manuel Penedo.

Núñez Feijóo, que se refirió a la construcción de una segunda planta incineradora en Galicia como una "buena noticia", dijo ayer al término del Consello da Xunta que se celebró en Ourense que, en todo caso, la ubicación y la contratación del personal corresponden a Estela Eólica, la empresa que gestionará la planta. El presidente de la Xunta responde así a las declaraciones de Manuel Penedo, que desde el anuncio de la ubicación en O Irixo repite que los empleos serán para sus vecinos y asegura tener firmado un convenio con la empresa para la contratación de 190 trabajadores de su municipio.

Para Núñez Feijóo la construcción de esta incineradora, que según las previsiones empezará a ejecutarse en el segundo semestre de 2012 y comenzará a funcionar en 2014, supone una "mejora" para el tejido industrial de Ourense y un importante impulso inversor que "solucionará el problema de saturación" de la actual planta de Sogama en Cerceda.

El presidente de la Xunta se mostró "sorprendido" por la oposición política creada en torno a la construcción de esta incineradora y criticó que "los que no fueron capaces de dar una solución a la situación que había", en referencia al gobierno bipartito, ahora se oponen a la incineradora. En este sentido critica que la propuesta del PSOE y BNG para Carballeda de Avia suponía construir una planta en O Ribeiro "que perjudicaba la producción vitivinícola". En todo caso, Alberto Núñez matiza que Estela Eólica tendrá que superar la tramitación medioambiental exigida por la legislación y que la Consellería de Medio Ambiente vigilará que se cumplan todos los requisitos.

La Federación Ecoloxista Galega y Amigos da Terra, en cambio, denuncian que la Xunta apuesta por un modelo "altamente contaminante, caro y fracasado". Ellos proponen "reducir, compostar y descentralizar".