Las tropas romanas lograron cruzar el río Lethes, para emprender la conquista de Gallaecia, hasta alcanzar Fisterra. Unos 150 guerreros castrexos combatieron bravamente contra el ejército invasor, hasta que fueron aniquilados por la maquinaria de guerra imperial, en la representación de un hecho histórico –seguido durante tres días por más de 4.000 personas– que ocurrió en el año 138 antes de Cristo, en las pantanosas tierras que rodeaban la Lagoa de Antela, envueltas en terribles nieblas que tiempo atrás habían desorientado y enloquecido a expediciones griegas.

En el momento que ocurrieron los hechos, la mayor parte de la Península Ibérica ya estaba ocupada por los romanos, salvo el noroeste y el norte, después de que exterminaran los últimos reductos de resistencia, como Numancia. Se encontraba al frente de la campaña el cónsul Décimo Junio Bruto, con la misión de explorar y someter Lusitania.

En los alrededores de Braga hubo una batalla, en la que las legiones romanas exterminaron a unos 50.000 gallegos, muchos de los cuales se habían desplazado hacia el sur para frenar el avance. Por lo que ya no había ningún tipo de barrera orográfica que pudiera detener su marcha, salvo el río Lethes, ante el que quedaron paralizados, por temor a perder la memoria e incluso la identidad, dándoles paso a "la vida del otro mundo", como les había pasado antes a otros intrusos. Y tuvo que ser el propio cónsul, Décimo Junio Bruto, el que cruzara el cauce fluvial, con el estandarte en la mano, para convencerlos, al realizar un alarde de memoria de hechos ocurridos con anterioridad y llamar a los legionarios por su nombre, después de proclamar con energía el suyo propio, para que se convencieran de que se trataba de una superstición sin fundamento.

"Una leyenda no puede detener al pueblo de las águilas imperiales" y "Roma no puede avergonzarse de nosotros", fueron dos de las frases con las que Décimo Junio Bruto persuadió a las tropas para que cruzaran el río del Olvido. Antes de la batalla los arengó con un monólogo, en el que destaca la frase: "Roma no paga a cobardes". Y al concluir la contienda clamó: "¡Oh dios Marte, a vos agradezco esta victoria!".

Los momentos estelares fueron la representación del cruce del Lethes, a las 17.30 horas, después de que la legión de Décimo Junio Bruto desfilara por las calles de Xinzo, y la batalla entre castrexos y romanos, en la que algunos contendientes pusieron tanta entrega, entusiasmo y pasión que estuvo a punto de causarles más de un disgusto.

Especialistas Leyend de Alicante ofreció escenas del circo romano en O Toural, como carreras de carros y lucha de gladiadores, que levantaron una gran expectación entre la concurrencia. Figuras míticas, hombres que echaban llamaradas de fuego por la boca y zancudos animaron la zona de vinos. La fiesta concluyó con el apagado del fuego sagrado a las 22 horas.