El otoño se arrojó a empellones contra la ciudad de Ourense con una tormenta de lluvia que extendió un manto de agua sobre la calle. El impetuoso caudal desbordó varios puntos de la red de alcantarillas. Entre las 8 y las 11 de la mañana, el pluviómetro subió la escala desde el 0 inicial a los 25 litros por metros cuadrados que se habían acumulado en apenas tres horas. Al final de la jornada, tras los claros que acompañaron casi toda la tarde, la estación meteorológica del Campus registraba un volumen acumulado de 35 litros.

Los paraguas no monopolizaron una estampa de octubre donde eran frecuentes las bolsas de agua, los torrentes de lluvia en la calle y la saturación de varios sumideros. La vehemente tormenta anegó, una vez más, la calzada de la Ponte Nova, una arteria de circulación que tuvo que ser cerrada al paso de vehículo durante una hora. Algunos conductores necesitaron pericia y filigranas para circular por el firme inundado del puente cuando todavía no había sido restringido el tráfico.

Barro en el Instituto A Farixa

Por lo demás, el agua salió del subsuelo a borbotones en Alejandro Outeiriño, la intersección de Celso Emilio Ferreiro con Cardenal Quiroga, la confluencia de la Rúa do Progreso con la calle Coruña, o en las plazas de Don Bosco y de San Cosme. En el parte de incidencias, una paradigmática de la fuerza que ejerció la lluvia. La precipitación consolidó y arrastró barro de las explanada donde se ejecutarán las obras del hipermercado Eroski en Mariñamansa. El barro se infiltró en el Instituto A Farixa.