Purificación García presentó ayer la exposición de las 27 imágenes seleccionadas en el concurso de fotografía de la diseñadora ourensana, entre las 454 presentadas. El primer premio, dotado con 12.000 euros, le correspondió a Carlos Irajalba, por su obra “Un disparo en la oscuridad”; el segundo, de 10.000 euros, fue para Carlos Sanva, por “13.000 millones”; el tercero, de 8.000 euros, para Mónica Fuster, por una imagen sin título, “profundamente poética”.

-Usted se vinculó hace unos once años, como diseñadora en exclusiva, con el grupo ourensano Sociedad Textil Lonia, de los hermanos Domínguez, que tiene más de sesenta tiendas en España, Portugal y México, además de numerosos puntos de venta en diversos países.

-Yo creo que hacemos un buen equipo, formamos un magnífico tándem, tengo mucha libertad. Hay que reconocer que este tipo de casamientos o de relaciones son muy difíciles, porque el industrial, evidentemente, pide unos resultados que son muy difíciles de lograr, por parte de los diseñadores. Hay cosas que se hacen sobre estadísticas, y la capacidad de creación del diseñador es limitada. Pero tengo que reconocer que la relación que tengo con Sociedad Textil Lonia en estos momentos es fantástica. Ellos tienen una experiencia a nivel de mercado y a nivel de tiendas, y yo la tengo con respecto a los productos y a la intuición.

-¿Se superaron las diferencias que tenían al principio, cuando los hermanos Domínguez pretendían que usted trabajara en la fábrica de Pereiro de Aguiar y usted quería hacerlo en Barcelona?

-Ahora se trabaja con el ordenador en cualquier sitio. En aquel momento, requería una mayor presencia física. Evidentemente, todos los equipos tienen riñas, como ocurre en las parejas, pero luego las cosas se solucionan.

-¿Encontraron la fórmula y el equilibrio perfecto para mantener una buena relación?

-Por supuesto, la relación es estupenda. Yo estoy aquí hoy, para presentar la colección del certamen de fotografía. Y todo lo que ponemos en marcha, lo hacemos en equipo.

-Sociedad Textil Lonia hace las colecciones de Purificación García y de Carolina Herrera. ¿Eso es positivo o negativo para usted?

-Efectivamente, hace las prendas de Carolina Herrera y Purificación García. Cada marca abarca muchos campos: además de prendas para hombre, mujer y sport, se hace ropa de hogar, bolsos, marroquinería, gafas…

-¿A usted no le molesta que haga las prendas de dos diseñadoras importantes?

-No me molesta que Textil Lonia confeccione la colección de Carolina Herrera; al contrario, es mejor, porque se realiza un intercambio de ideas y podemos hacer muchas cosas juntos.

-¿Qué puede adelantar sobre la próxima temporada?

-En la colección de primavera-verano, que presentaremos en Madrid la próxima semana, predomina el blanco y los colores mediterráneos. Está muy enfocada a Menorca, una línea desenfadada, con sobreposiciones, colores azules, el azul de las casas próximas al mar...

-Usted nació en 1954, en la localidad ourensana de Castrelo do Val. Y a los tres años se marchó a Uruguay. ¿Cómo fue su infancia en Monterrei?

-Tuve una infancia muy de campo. Mi padre era leñador. Teníamos una casa cerca del río. Tengo recuerdos de infancia fantásticos. Mis padres lo cultivaban todo. Comíamos productos que cosechaban en nuestras tierras. Pero nos marchamos a Uruguay, cuando yo era muy pequeñita. Mi infancia fue muy feliz, con la única salvedad de dos o tres accidentes que he tenido, porque era una niña muy traviesa y desobediente; yo tenía que ir a la mía. Era una persona muy curiosa, y eso a la larga lo pagas.

-¿Qué tipo de accidentes tuvo?

-Corriendo con unos amigos, atravesé una cristalera enorme, que destrocé y quedé hecha un desastre. Me lastimé en la frente, en un pie y en un codo.

-¿Qué recuerdos tiene de su etapa formativa?

- Yo era muy mala estudiante, era una estudiante pésima. Ya estaba decantado que haría algo artístico, porque de pequeña me pasaba horas cortando telas y vistiendo a la muñeca. Tengo muchas anécdotas. Yo estaba interna en un colegio de monjas, y como me portaba tan mal, me dejaban castigada todos los fines de semana.

-¿Tiene su corazón dividido entre Ourense y Barcelona?, por ser la primera el lugar del que procede y la segunda la ciudad en la que reside.

-Sí, yo soy una enamorada de Galicia. Evidentemente he nacido en Castrelo do Val. Mis raíces están aquí, pero mis referencias las encuentro en todo el mundo. Me encanta Barcelona, porque vivo allí y mis hijos -María Ximena, Soledad y Mark-, son catalanes.