La presidenta de la Asociación de Vecinos del Parque Barbaña, Rocío Díaz, consiguió reunir ayer por la tarde a portavoces vecinales y representantes de los grupos municipales para intentar minimizar los efectos del botellón, lo que, para muchos, siguen pasando por habilitar una zona o un local específico a las afueras de la ciudad.

El encuentro se convocó con la idea de aportar soluciones a este "grave problema", según los afectados, pero concluyó al cabo de una hora sin propuestas concretas y con los presentes emplazados a una nueva reunión el día 30 en la Universidad, en la que los convocantes esperan contar con la participación de las asociaciones de padres, ayer ausentes, y algunos jóvenes que también aporten su punto de vista.

Aunque ayer no se tomaron decisiones concretas, los presentes se mostraron de acuerdo en la necesidad de organizar campañas informativas que alerten a los jóvenes de los peligros de ingerir alcohol en grandes cantidades y cursos o actividades alternativas que los mantengan ocupados los fines de semana.

Asimismo, los vecinos de distintas zonas de la ciudad están de acuerdo en exigir el cumplimiento de los horarios por parte de los bares y locales de ocio y no verían con malos ojos que a los jóvenes identificados en los botellones se les obligase a limpiar los parques o plazas donde se reúnen.

El Parque Barbaña es una e las zonas más castigadas por los encuentros nocturnos de jóvenes los fines de semana, pero también lo son la Plaza de las Mercedes o la Plaza de San Antonio, entre otros puntos, todos ellos rodeados de bloques de viviendas.

Los ruidos y los desperfectos con los que en ocasiones aparecen los coches estacionados en estas zonas o los locales comerciales más próximos, llevan a los vecinos a seguir barajando como una de sus principales propuestas la de habilitar un espacio donde los jóvenes puedan reunirse los fines de semana y celebrar sus botellones sin molestar a nadie.

Aunque en anteriores ocasiones se barajó la posibilidad de abrir un local a estos efectos en Finca Sevilla o en Reza, ayer Rocío Díaz insistía en que durante la reunión "en ningún caso se habló de lugares concretos y, simplemente, se constató la necesidad de sacar fuera del centro este tipo de prácticas nocivas para nosotros y para su salud".

Una oficina de información en la antigua sede de la Policía

Minutos antes de participar en el debate sobre el botellón, el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos "Limiar", Eladio Pérez, se reunió con el alcalde de Ourense, Enrique Nóvoa, a quien pidió que habilite oficinas de atención al ciudadano en distintos puntos de la ciudad, proponiendo como localizaciones el antiguo edificio de la Policía Local y el centro cívico que se está construyendo en la calle Colón, en el casco viejo.

Otro de los temas centrales del encuentro era "pedir explicaciones del retraso en la entrada en vigor del Reglamente del Ciudadano", que permitirá a los ourensanos participar en la toma de decisiones que afecten a sus intereses. Nóvoa justificó la tardanza aludiendo a "un defecto de forma" al remitir el texto para publicar en el Boletín Oficial del Estado (BOE), pero garantizó a Eladio Pérez que "el reglamente se publicaría en unos días". Por último, el regidor les aclaró que la contratación del servicio de limpieza podría retrasarse a después de las elecciones.