Noche de terror bajo los paraguas
L. F. / RIBADAVIA
L lluvia no impidió que la "Noite Meiga" tuviera público y celebrara todas las actividades programadas. Sólo el pasaje del terror en el castillo registró la venta de más de 400 entradas, sin contar los que quedaron sin entrar por finalizar el horario. Jóvenes y mayores se personaron en el casco histórico con paraguas en mano y disfrutaron de una jornada que a pesar de los golpes de lluvia se continuó en la forma que estaba programada.
La celebración de la noche de brujas en Ribadavia, que organiza la asociación cultural Activa-T, empezó el sábado con el desfile que salió del Instituto O Ribeiro a pesar de la lluvia. El público infantil fue el que más destacó en esta caminata hasta la Plaza Mayor donde se desarrollaron la mayoría de las actividades. Una de éstas, el pasaje del terror, registró más demanda que la pasada edición. Asimismo, la sesión de teatro contó con asistentes, así como la presentación del cuentacuentos Miguel Luna, quien hizo reir a todos los presentes desde el inicio hasta el fin, implicando en su actuación a gente del público.
El aquelarre y la quema de la bruja también se llevó a cabo bajo una persistente lluvia que justo en ese preciso momento hizo su reaparición, pero que no impidió que asomara un tímido fuego gracias a los litros de queroseno con que se roció la madera. Y mientras ardía la fogata, muchos vecinos esperaban ansiosos con sus paraguas abiertos para degustar una apetitosa queimada, que en cambio sí ofrecía una vivaz llama que no tenía cuando acabar.
Y como marca la tradición, en una queimada no puede faltar el conjuro, que este año destacó por una constante improvisación a modo de broma, y donde entre frase y frase se pedía "megafonía". Pero la espera valió la pena, ya que una exquisita queimada calentó a más de uno. Cabe destacar que uno de los que elaboraron esta tradicional bebida fue el portavoz del BNG, Xavier Carreira, quien siempre vemos involucrado en esta peculiar fiesta, así como en otras celebraciones de la villa. El resto de la corporación municipal, si estuvieron, se mantuvieron al resguardo de la lluvia.
Pero si algo consigue la Noite Meiga en Ribadavia es que muchos de sus vecinos asistan disfrazados para la ocasión, y aunque el mal tiempo no animaba mucho a ello, fueron varios los que paseaban con sus peculiares diseños. Pero más que los disfraces, fue el buen trabajo de las maquilladoras de la Noite Meiga las que consiguieron atraer la atención de más de un curioso con sus bien logradas cicatrices, sobre todo en los niños que se apiñaban a la cola para ser pintados. Menos mal que era la noche de brujas, sino más de uno se llevaría un buen susto con las logradas cicatrices.
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