Vecinos del casco antiguo de Seixalbo, están promoviendo la recogida de firmas para solicitar al concello la revisión del Peri, Plan Especial de Reforma Interior de ese núcleo histórico, al entender que algunas de las exigencias constructivas que se les imponen, como el uso de carpintería exterior e interior materiales nobles, son inasumibles para los propietarios. Este hecho unido a novedades de última hora como la obligatoriedad de pagar proyecto, han hecho caer en picado la rehabilitación de viviendas en el último mes.

La existencia de ese escrito es ajena al presidente vecinal de Seixalbo, José Manuel Casares, quien no obstante reconoce también su malestar ante la situación creada en las últimas semanas, y anuncia que "en breve vamos a tratar de negociar algún acuerdo con el Concello, para pedirle ayudas añadidas para sufragar esos costes de aparejador".

El desacuerdo vecinal con los imperativos que marca el PERI, se mantenía larvado desde hace meses, cuando el Concello abrió una oficina eventual en Seixalbo para informar a los vecinos del casco histórico acerca de las condiciones de edificabilidad y materiales que deberían de utilizar en la reforma de sus casas.

Ahí conocieron que no podían hacer la reforma por libre, y que los materiales y estilo de la obra iban a ser seguidos paso a paso. Sin embargo el asesoramiento y proyecto final no les costaban un euro, pues lo hacía el propio concello. Sin embargo en julio pasado, la Concejalía de Urbanismo, presionado tal vez por arquitectos y aparejadores, impone la necesidad de contratar los proyectos de obra a técnicos privados.

"Desde entonces en este último mes, las restauraciones han caído en picado y mientras a finales de junio había ya 80 solicitudes de propietarios interesados en realizar proyectos de mejora en otras tantas casa del núcleo histórico, la realidad nos dice que en estos momentos e están haciendo sólo dos o tres reformas, el resto están paralizadas", apunta el presidente vecinal.

En junio de 2004 arrancaba la primera obra de rehabilitación en ese núcleo histórico de Seixalbo. El responsable de la oficina del Peri, Cesar Pichel se mostraba especialmente satisfecho con la respuesta pues sólo en los primeros días se habían cursado más de 50 consultas para hacer reforma, lo que movió luego al Concello a abrir una oficina los viernes y desplazar hasta Seixalbo una técnico y una arquitecto para asesorar a los vecinos.

"Sin embargo al producirse el mes pasado la imposición de la Concejalía de Urbanismo, de que el proyecto había de encargarse a un arquitecto o aparejador privado, tuvieron que despedir a casi todos los arquitectos de modo que la Oficina del Peri, se quedó también sin medios", apunta el presidente vecinal de Seixalbo.

Otros vecinos de ese núcleo rural que prefieren quedar en el anonimato, afirman que "el problema es que no se reaccionó a tiempo y después de diez años de espera los vecinos no se fijaron en los imperativos que contenía y no presentaron las alegaciones en tiempo y forma".

Exigencias constructivas

La letra pequeña del Plan Especial l de Reforma Interior de Seixalbo, partía para empezar del carácter agrícola de ese núcleo rural, algo obsoleto a criterio de los vecinos, pues hace tiempo que no se oye el ruido de los tractores ni el mugido de las vacas en la zona, que se ha convertido más bien en asentamiento alternativo para aquellos que trabajan en la urbe pero se resisten a vivir en ella.

Además obligan a restaurar en maderas nobles, a realizar planchada de madera y a utilizar madera también las carpintería y cerramientos exteriores, prohibiendo la alternativa de los aluminios que imitan la madera.