M.G. / XINZO DE LIMIA

Un paso más. Xinzo reafirmó ayer, con la quinta edición del Esquecemento, la consolidación de esta fiesta entre las que, con muy variado argumento beben de la tradición y de diferentes referencias históricas. La cita a orillas del río Lethes, reunió de nuevo a centenares de personas -sólo una pequeña parte ataviadas de acuerdo con el guión de esta representación-, en la que coinciden los primeros habitantes de la zona y los romanos, que bien pertrechados pasaron el río a zancadas y aclamaron a Xunio Brutus como Gallaecus.

Desde las dos orillas del río Limia, alrededor de un millar de personas contemplaban atentamente la batalla emprendida tras el cruce del río, dando fe de la gesta heroica protagonizada por los pocos castrexos que se le atrevieron a enfrentarse, pero eso sí todos acaban compartiendo buenos deseos y en paz.

La iniciativa de la asociación cultural Civitas Limicorum y organizada por una coordinadora -con el respaldo municipal- ha calado hondo en la imaginación de los limianos y despierta curiosidad más allá de las tierras antelanas. Salvo algunos fallos en la organización -con carencia de escenificación e improvisaciones-, la quinta edición de este "revival" histórico de verano colmó de nuevo las satisfacciones festivas de los participantes.

El escenario de la Festa do Esquecemento volvió a ser el más adecuado para una cita que está alcanzando gran raigambre entre al población local y que estimula a un tiempo la creatividad y la convivencia entre los que en ella participan cada año.

Celtas y romanos confraternizaron en una comida campestre, a base de tan singulares productos como el pulpo, la empanada, pan y vino. Pero como todo llega a su fin, a media noche vendría la queimada de hermandad limiana, terminado la Festa do Esquecemento.

La leyenda que pesa sobre el río del Olvido

Hace muchísimos años el río Limia era conocido entre los habitantes como el río del Olvido. La leyenda decía que todo aquel que osaba atravesar sus aguas perdía la memoria y no recordaba nada. Esta historia sirvió de protección a los habitantes de las tierras de Antela. El historiador Estrabón contó que cuando los romanos llegaron a la zona, no se atrevían a sobrepasar las brumosas aguas del río maldito.

El cónsul romano Décimo Junio Bruto vio como sus soldados se negaban a atravesarlo y decidió acabar con la leyenda y continuar la conquista de las tierras de A Limia. Atravesó el rió y al llegar a la otra orilla comenzó a llamar, uno por uno, a todos los hombres. Los soldados perdieron de esta forma el miedo y cruzaron.