Detrás de cada instrumento musical se esconde una historia de vida". Esta es el concepto que llevó al vigués Joam Pedro Branco, uno de los pocos coleccionistas de acordeones diatónicos antiguos que actualmente existen en Galicia, a consagrarse a esta afición que ha provocado que a sus 42 años, este delineante cuente con un repertorio de 80 acordeones, en continuo aumento. En la actualidad espera la llegada de sus últimas tres adquisiciones que pasarán a engrosar su lista.

Ayer, de 16 a 21 horas, como un acto más dentro del III Encontro de Acordeón Diatónico, en Ourense, expuso en el Centro Cultural de la Diputación una selección de 20 de ellos. El evento tuvo el éxito de público, de lo que no es común apreciar, pero sin una masiva afluencia, "dada la fecha veraniega en la que nos encontramos", argumenta uno de los organizadores del encuentro, Carlos Núñez, presidente de Lauda Música, y que añade que gracias a la acogida que ha tenido no descarta "organizar la exposición de nuevo", pero por más tiempo, "no sólo durante un día", matiza.

El expositor, Joam Pedro, miembro del grupo folk "Xans", de Vigo, y con el que da conciertos en su ciudad cuando la ocasión se brinda, es aficionado a la música, confiesa que "no por tradición familiar", y aún más a los instrumentos que la producen. Además de tocar el acordeón diatónico, maneja la guitarra acústica, la bandolina y la flauta "traveseira". Instrumentos de los que posee una pequeña colección de 10 piezas, de cada uno de ellos.

Los inicios

Los inicios de su serie de acordeones datan de hace una década cuando adquirió a un anticuario de Albacete un instrumento del año 1907, el "Cid". Joam Pedro que desmonta cada uno de los acordeones que consigue, "para comprobar su estado", explica que pudo comprobar como en su interior se hallaba una historia. El coleccionista narra como, escrita a pluma, "aparecía la fecha de su origen y el precio por el que su primer dueño lo consiguió, 60 pesetas". A pesar de la curiosidad que embargó a Joam, este reconoce que no supo más, salvo que su anterior propietario se llamaba: "Vicente Vidal". Joam conservó el papel en el interior, "por respeto", como siempre hace cuando le sucede algo similar.

Tras este primer acordeón y esta primera vida tras él, llegaron más, igualmente indescifrables, ya que según cuenta Pedro Branco son pocos los anticuarios que cuentan el pasado de lo que venden, "quizás por miedo a que investiguemos más". Desde entonces, con una media de 10 compras por año, continúa con su tarea de recopilación, en la mayor parte de ocasiones a través de Internet o de sus viajes al extranjero en los que expone: "Aprovecho la la oportunidad para acercarme a todas las tiendas de antigüedades que puedo en búsqueda de novedades para mi serie".

Tal es la intensidad de su pasión por este tipo de acordeón, que produce sonidos distintos al abrirlo y al cerrarlo, pulsando la misma tecla, que Joam Pedro ha llegado a una cifra que espera seguir aumentando hasta que "no encuentre una pieza que llame mi atención", aclara. Su pasión es visible en cada uno de los rincónes de su casa en los que se hallan colocados, "incluso en el pasillo", confiesa, y a pesar de que sabe que más de uno le llama "raro", él lo esquiva afirmando: "Yo tampoco entiendo a los que van al fútbol".