Ya llegó la primavera

Pedro Regojo Otero

Pedro Regojo Otero

Las margaritas adornan los campos y las gentes salen a la calle y así dejan el encierro que llegó con el invierno. El ser humano imagen de Dios lo hizo sociable y necesita comunicarse con las demás personas para sentirse más realizado. El invierno es una estación propicia para verse por dentro y darnos cuenta en qué podemos mejorar.

La afirmación de Jesús de Nazaret «ser perfectos como mi padre celestial es perfecto» nos invita a recorrer un camino que sabemos que no podemos alcanzar pero nos indica la dirección a seguir. Es muy importante que aprendamos a escuchar al vecino y no creernos el ombligo del mundo.

En toda esta Cuaresma hay un domingo que el sacerdote celebrante viste de rosa e invita a la alegría. Qué importante la alegría en aquellos que practicamos, seguro que es la forma de arrastrar a muchos. El sentirnos hijos de Dios, como decía San José María Escrivá de Balaguer, es para sentirse locos.

Qué triste debe ser no tener fe,la fe es un don gratuito de Dios pero hay que pedirla con humildad. Como le dijo al Señor nuestra madre la santísima Virgen María: «He aquí la esclava del Señor». La humildad es un «rara avis» en el mundo en que vivimos, pero es necesaria para conseguir la fe.

Aprendamos a escuchar al vecino con paciencia, aunque nuestro corazón esté roto, seguro que haremos a muchos felices y así conseguiremos un mundo más feliz. Animo a seguir caminando con alegría.

El encuentro con nuestro padre Dios, con Jesús de Nazaret y nuestra santísima Virgen María nos llenará de gozo para toda la eternidad.

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