Salmones nórdicos

Emmanuel Rueda Girondo

Baiona

Gran parte de nuestra población ha actuado durante siglos como salmones migratorios. Trabajando casi toda su vida en el mar. Y con arrugas de sal y varios años a la espalda, vuelven a tierra. Y en un pueblo marinero acaban su viaje.

Durante mucho tiempo nos hemos comportado también como anguilas audaces. Cruzando el Atlántico con o sin retorno. En busca de nuestras antiguas colonias y el sueño americano. Las anguilas vuelven a Europa como jóvenes angulas. Nosotros volvemos a veces de nuestras migraciones y otras no. Aquí no hay muchas oportunidades laborales. Salvo llevar una bandeja de camarero hora tras hora. Esto no es Dubái. Ni siquiera Andorra. En todo el planeta abundan comportamientos animales y otros que son inaceptables. Se diría que el siglo XXI es el del hombre irracional y crispado.

Hoy en día el hombre se comporta en varios lugares como depredador que mata por odio, recursos y territorio. Esto pasa en Ucrania. Esto ocurre en Palestina. ¿A quién se le ocurre encerrar a más de dos millones de personas en un gallinero minúsculo y bombardearlo día tras día? Ni el peor de los dinosaurios carnívoros haría eso. Los Tyranosaurus rex tenían más sentido que Netanyahu.

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