Gestación subrogada: ¿explotación o derecho?

Gestación subrogada: ¿explotación o derecho?

Gestación subrogada: ¿explotación o derecho? / Francisco Hernández Vallejo

Francisco Hernández Vallejo

Como introducción, cabe recordar, que ya desde los tiempos de la Dictadura, en España somos bastante proclives a “prohibir” con los más variados pretextos. Durante los 40 años, cine, libros, TV, y, emitir opiniones contrarias al régimen, estaban sometidas a la censura y al castigo. Por supuesto, ni el divorcio, ni el aborto, ni la anticoncepción estaban permitidos.

A día de hoy, los llamados partidos progresistas y en teoría feministas como Podemos han pontificado sobre el inalienable derecho de la mujer a actuar con su cuerpo como le venga en gana. Esto, como casi todo, tiene evidentes ventajas en derechos y algunos efectos colaterales.

El principal efecto colateral, que colisiona con los postulados de muchas señorías y tertulianos-as, es que en efecto, muchas parejas han acudido a la gestación subrogada como solución. Ha tenido que ser una persona con gran notoriedad mediática, la que ha destapado la caja de los truenos y, ese espíritu inquisitorial que anida en determinados personajes, para entrar a saco en el fondo de sus propios postulados. Libertad para la mujer, si, pero solo bajo los conceptos de libertad que manejan algunas señorías.

La cuestión es, diferenciar lo que entendemos como libertad, derecho o explotación. Si un hombre o una mujer libremente, sin proxenetas de por medio, venden sus servicios sexuales, por ejemplo, ¿estamos ante un derecho sobre el manejo del propio cuerpo o tenemos que poner el epígrafe del posible estado de necesidad? ¿Es la necesidad económica quien determina el ejercicio del derecho? ¿Hay alguna diferencia entre quien se presta a la sexualidad para llegar a fin de mes, que quien lo hace para darse lujos y comprarse un coche de gama alta o hacer un viaje exótico? Es evidente que cambia el motivo pero persiste el derecho a ejercer tu libertad.

La gestación subrogada no deja de ser una cuestión muy personal, optativa y que, en efecto, debiera ser regulada y nunca prohibida sin más bajo la etiqueta de la posible explotación del cuerpo de la mujer. Digo yo que será la mujer en todo caso quien deba decidir el cómo y el cuándo, sin que los tertulianos y feministas de pega vayan ahora a limitar ese derecho. Que se legisle al efecto, con la misma amplitud de miras, que permitir a una adolescente todavía bajo la patria potestad de sus padres, solicitar un aborto, prohibiendo además que reciba información sobre el asunto en toda su amplitud.

Resulta patético que el caballo de batalla sea la posible retribución que pueda recibir la “gestante”. Es la mayor hipocresía que he escuchado en mi vida. ¿Es el factor económico el que determina o no el ejercicio del derecho? Hay quien me pueda explicar si todo ejercicio de un derecho debe hacerse bajo el paraguas del “altruismo” para ser legal.

Estamos pues, ante una cuestión sobre la que no cabe pontificar y prohibir sin más. Hace muchos años, Adolfo Suárez, dijo aquello de que hay que convertir en normal, aquello que en el día a día viene siendo normal y, la gestación subrogada es un hecho. Los avances sociales y científicos, nos llevan de forma inexorable a un cambio progresivo de la sociedad y la aplicación de parámetros impensables tan solo hace 15 o 20 años. Ponderar, antes que prohibir, legislar sin dogmatizar y respetar de verdad, la libertad de hombres y mujeres a disponer de sus cuerpos si con ello no hay perjuicios a terceros que no parece sea el caso, salvo a los talibanes de la moral.

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