Nací con un balón entre los pies. Parece mentira pero es verdad. Y que nadie me lleve la contraria porque soy cabezota hasta para eso. Mi padrino me enseño a jugar y entrenaba en la acera de la casa de mi abuela porque de aquella estaba mal visto que una chica jugase al fútbol. No se me daba mal. Jugaba en todos los recreos y siempre con el equipo ganador. Me gustaba repartir el juego desde el centro del campo y poner asistencias perfectas. Tampoco me quejaba si caía algún gol. Una amiga me decía que era omnipotente. Yo siempre le decía que quería decir omnipresente. Nunca conseguí que lo dijera correctamente.

Me destroce la rodilla jugando. Porque nunca supe parar. Y tuve que dejarlo porque seguir suponía un riesgo al que no estaba dispuesta a enfrentarme. Aunque hubo muchas noches que pensé que si hubiera pasado lo remediable todo habría acabado más rápido. Lo lloré como una pérdida de un ser querido. Porque supongo que en aquel momento era mi única forma de gestionar lo que tenía dentro y no sabía que existía. Ahora tampoco sé hacerlo pero estoy intentando aprender. “Madrina es que me pasa algo pero no sé explicar lo que es”. Con lágrimas en los ojos y cara de incomprensión. 3 años tenía.

Ahora volvió a mí. De la forma menos esperada y más querida. La niña que contestaba en clase “periodista deportiva” ahora está un poquito más cerca de aquel sueño. Una vez truncado pero ya resuelto. Y he descubierto que sigue siendo mi forma de huida. De salida del mundo interior en el que me hundo y del exterior en el que me pierdo. Es mi pequeño rincón de paz. Dónde puedo acudir siempre que quiera para solo existir. Nada más. Y allí puedo gritar, llorar, reír y cantar sin que nadie me juzgue por hacerlo. Sin que nadie se dé cuenta. Y eso me hace sentirme más libre. Más segura.

El fútbol. Qué cosas. Que se fue de mí y pensé que nunca volvería. Y acabó reinando de nuevo mi vida y de forma mucho más real y positiva. Con referentes verdaderos y personas importantes de las que aprender y con las que seguir creciendo. Ainhoa, que no te frenen que vas a volver a ser libre.