Lo de este país es de traca. Tenemos a un señor, que fue jefe de Estado durante varias décadas, con 84 años, deambulando de un lado a otro, y a los que están ahora en el poder diciéndole “aquí no”, con una inmadurez y un infantilismo en personas adultas que se parece más a una patología que a la decisión de un Estado serio.

Cualquier familia con sentido común, en cualquier lugar del mundo (civilizado o no) evitaría al anciano de la casa esas movidas, aunque solo sea por respeto a sí misma. En todas partes hay personas que, por los motivos que sean, han de rendir cuentas, si su conducta o sus actos fueron inapropiados. Y si así tiene que ser, que así sea. Pero un jubilado español se merece una vejez digna, y por descontado, también cualquier español tiene derecho, hasta donde yo sé, a vivir en España.

¿Quien o quienes están impidiendo la vuelta de este hombre? Sean quienes sean, flaco favor están haciendo al buen nombre y al prestigio de España en el extranjero. ¿O es que aquí todos los que mandan y se “empoderan” tienen una vida intachable y un recto proceder en todas y cada una de sus acciones? Viene a cuento aquello de quien esté libre de culpa, que tire la primera piedra.