El día 9 de junio estuve viendo por televisión el campeonato del mundo de atletismo.

Pude ver la final de 3000 m obstáculos que se logró correr en menos de ocho minutos, la mayoría de los atletas eran de color y casi todos hicieron la señal de la cruz. La ganó Gilma, atleta de color, y al llegar a la meta su mirada fue al cielo haciendo la señal de la cruz.

El Señor en el Evangelio se pregunta que cuando al final de los tiempos vuelva glorioso se encontrará fe en la Tierra.

Somos los católicos o cristianos minorías y observamos en nuestras iglesias que hay sacerdotes sudamericanos o africanos celebrando la santa misa. La fe de estos pueblos se la llevamos nosotros y ahora recibimos el fruto de lo que hemos sembrado.

La fe es un don de Dios, la debemos cuidar y fomentar y nos ayudará la educación de nuestros padres o abuelos.

La pregunta del millón es por qué hemos llegado a esta situación de amnesia religiosa.

A mi modo de entender es que en algún momento nuestros padres o nuestros abuelos rompieron la tradición de siglos de dar a sus hijos el cultivo de la fe. La fe tiene que estar anclada en firmes convicciones religiosas y cuando no ocurre esto el ambiente y la llegada a la universidad pueden hacer temblar nuestros principios y creencias.

En nuestro país, la autonomía mas descreída es la catalana. Yo recuerdo que hace sesenta años, cuando estudiaba en Barcelona, Cataluña tenía el clero más flojo de nuestro país, ahora en Madrid, cuando uno va a misa a cualquier iglesia de cualquier localidad se encuentra la sorpresa de que está llena de jóvenes y de familias que hacen ver un renacer de la Iglesia en España.

Los diez mandamientos que Dios le dio a Moisés como decálogo de principios para vivir en armonía puede ser considerado como un no a nuestros instintos y a nuestras inclinaciones, pero si lo vemos en la forma en que Jesús de Nazareth interpreta estos diez mandamientos es una llamada al amor y se consigue una vida plena y en armonía.

Ojalá que Madrid, que es un oasis de religiosidad y de progreso material, llegue a todos los rincones de España y revitalicemos nuestros rescoldos, pues aún hay fuego dentro de cada uno.

Por eso la responsabilidad de estas minorías católicas de no desfallecer ante un ambiente adverso.

Recuerdo de joven que ser cumplidor de los mandatos del Señor y ser practicante estaba bien visto. Ahora no, a veces pareces un bicho raro.

Que Jesús cuando venga encuentre Fe en la Tierra y los católicos tengamos el salero y la alegría de transmitir nuestros valores y principios de siempre.

Recibamos con agradecimiento a esos curas y monjas de América y de África que nos ayudarán a todos a ser fieles al Señor.

No olvidemos que el Señor en el Evangelio nos dijo que estará con nosotros hasta el final de los tiempos.

No sabemos cuándo será ese final de los tiempos, pero a todos nos exige estar despiertos para la llegada del Señor glorioso. Ánimo, si el señor está con nosotros la victoria está segura.

*Miembro del Club 55