Que a los dos nos encantara escribir y hablar y volver a hablar y de nuevo hablar, y hacerlo sobre todo, para contarle cosas a los demás, hizo mucho más fácil nuestra amistad. Pero quién me iba a decir que hoy soy yo el que tengo que escribir, porque en nuestra relación, Lino, eso era cosa tuya, amigo.

Tristemente hemos pasado extremadamente rápido de soplar esa rica tarta en tu cumpleaños, hecho documentado incluso gráficamente, como no podía ser de otra manera, pues cualquier acto que pasara por nuestras vidas tenía esa obligación, a tener que asimilar lo que pronto se confirmó a través de distintos canales.

Es cierto que ahora todo son recuerdos, sobre todo laborales, y la documentación existente no solo nos enseña lo ejemplar profesional que fuiste allá donde te pusiste delante de una cámara con micro en mano, o bien detrás de un simple papel y bolígrafo, máquina de escribir o teclado. Hace muchos años vi a Moncho Borrajo en uno de sus shows, de manera aleatoria pedía a los asistentes palabras, y con todas ellas componía una canción al momento, tú tenías esa capacidad, te daba una, dos o como mucho tres, y tenías un texto maquetado perfectamente en un par de minutos listo para contar.

Te conquistó Redondela, la excusa fue el tejido deportivo del que presumíamos, pero quedaste encantado con sus gentes, con sus calles y con su día a día… Te daba igual “mojarte” en la Batalla de Rande que contar aquella primera prueba deportiva que nos dejó enamorados, I Canicross Concello de Redondela... Quintela, 7:00 de la mañana… termo de café y galletas.

Yo ahora seguro que no seré tan valiente como antes, desde mis inicios estuviste apoyándome y, lo más importante, siempre aconsejándome, y precisamente no pocas veces, daba igual el punto geográfico donde me encontrara, fueran buenas palabras o no, y tomar ciertas decisiones con tus reflexiones, siempre lo hacían todo mucho más fácil.

Estos últimos cuatro años yo vivía en paralelo a lo mejor otra realidad, pero lo hacía contigo y con la ilusión de irle ganando terreno a nuestro rival, y nosotros no perdemos nunca amigo, y no lo vamos a hacer ahora. No pienses que te vas a librar de esos proyectos que esperaban en los cajones de nuestros respectivos escritorios, demasiado todavía que contarles a todos Lino, por lo tanto, tendrás que seguir disculpando mis llamadas intempestivas, mis fotos, mis vídeos… ahhhh y aquello que coleccionabas y tanta gracia te hacían, titulares de periódicos que nos hacían caer las lágrimas… al igual que ahora las mías invaden mi rostro.

Me despido de este texto como solíamos hacer en los últimos tiempos al finalizar cada una de nuestras llamadas… TE QUIERO!!! CHAO!!!