Así a bote pronto, me vienen a la memoria unas palabras de mi padre, cuando siendo un niño, la Historia de España despertó mi curiosidad con especial atención a la Guerra Civil, que era motivo de conversaciones familiares, ya que mis abuelos la habían padecido con especial virulencia en la provincia de Valladolid.

Mi padre –cito textualmente– me dijo: “Hijo, la marcha de España de Alfonso XIII, no ha sido por patriotismo, simplemente le ha olido el ‘culo a pólvora’ ante el temor de una fuerte represalia del Frente Popular”.

En efecto, el Rey bisabuelo del actual, había propiciado con anterioridad la dictadura de Primo de Rivera y no era un secreto su posicionamiento pro-golpista. La realidad es que mantener el tipo no fue lo suyo.

La restauración de la monarquía por Franco saltándose la línea sucesoria natural por mor de su falta de sintonía con D. Juan de Borbón, nos dejó un Rey en proyecto, que fue coronado al morir el dictador no sin antes escuchar de Franco un pronóstico premonitorio: “Usted tendrá que gobernar de forma muy distinta a como yo lo hago”. Franco es evidente que fue un dictador pero no un tonto; seguramente implacable, pero no tonto y conocía el paño.

"El Rey Juan Carlos prestó un servicio para el que fue contratado y pagado, viviendo durante su reinado (nunca mejor dicho) como un Rey"

La llegada de la Transición y la evolución natural de la dictadura a la democracia, hay historiadores y analistas que la cargan en el haber del hoy Rey Emérito. No voy a negar su aportación (obligada si quería que la monarquía resistiera los nuevos tiempos sin el paso por las urnas de impredecible resultado), pero hubo otros arquitectos de antes y de aquel presente que junto con la oposición en el exilio tejieron una madeja con sus renuncias y sus perdones que hicieron posible la reconciliación y una Constitución ejemplar y duradera. Las figuras de Torcuato Fernández Miranda, el General Díaz Alegría, Adolfo Suárez, Tarradellas, Carrillo, Felipe González, etc, fueron los pilares básicos que crearon el clima que posibilitó un entendimiento. Solo la impericia y la inepcia de Rodríguez Zapatero que volvió a revolver las cosas ha conseguido resucitar viejos fantasmas de la Guerra.

Por tanto el Rey Juan Carlos prestó un servicio para el que fue contratado y pagado, viviendo durante su reinado (nunca mejor dicho) como un Rey con magníficas cacerías, navegaciones de lujo, vacaciones en las mejores estaciones de esquí y una vida disipada con negocios muy poco claros y que solo su impunidad como Jefe del Estado ha impedido su revisión a fondo.

Los muy fervientes monárquicos aducen que el Rey paró un golpe de Estado y que recientemente por su mediación consiguió el AVE a la Meca.

Creo que ambas cosas formaban parte de sus obligaciones y de la primera debo recordar que la llegada de Tejero al Congreso fue sobre las seis de la tarde y la comparecencia en TVE del Rey fue a la una de la mañana, cuando la Embajada de EE UU y el presidente de Francia, Giscard d’Estaing, habían dejado más que claro que una involución en España hubiera cegado por completo la aceptación en la UE y el reconocimiento de las democracias occidentales.

Del AVE a la Meca poco que decir, salvo las cuantiosas dádivas de la monarquía saudí que debieron de pasar automáticamente al erario público y no donde parece que llegó. Si se me permite la licencia, el “revolcón real” ha salido caro.

"No todo vale para que la actual Casa Real se sacuda las pulgas por mucho que piquen"

Todo esto conforma un relato que se sustancia con una salida de España tan inoportuna como improcedente con un patio alborotado por la pandemia y una crisis territorial que pone en solfa la Constitución. No sé si fue por consenso o disenso, pero la imagen de cobardía borbónica que se remonta a Alfonso XIII reaparece y no todo vale para que la actual Casa Real se sacuda las pulgas por mucho que piquen.

El Rey Emérito debe regresar, vivir como un español más, dejarse de piruetas para evitar a la Agencia Tributaria y explicarse ante este país llamado España. Y la Casa Real, consensuar un mecanismo que la legitime de manera espontánea con el refrendo de las urnas que muy posiblemente le serán más propicias ahora que si deja que la situación se encanalle y que el debate crezca.

La Historia (juez inexorable) pondrá al Rey Emérito en su lugar, pero nada hay que agradecerle de sus acciones positivas como Jefe del Estado. Llevamos mas de 40 años pagándole para que las cumpla y el solito ha dilapidado su capital. Tiene muy difícil redención.