Las Sagradas Escrituras nos hablan de la llegada del Mesías que nacerá en Belén de Judá.

José y María vivían en Nazareth y estábamos en tiempos de la dominación romana.

César Augusto quiso saber el número de súbditos que tenía el Imperio romano y mandó publicar un edicto que todos tenían que ir a su ciudad de origen, José, de la estirpe de David, tuvo que ir a Belén.

María estaba encinta y llegados a Belén no hubo sitio en la posada y tuvieron que refugiarse en una cueva a las afueras y llegó el momento del parto y así nació Jesús: Hombre-Dios, el Mesías y se cumplieron las Escrituras.

Jesús nació pobre y nos dio una gran lección: la pobreza no es mala, quizá lo que sea mala es la miseria.

En mis viajes por el mundo tengo la experiencia de ver pobres en las aceras de Nueva Delhi en la India, estos pobres estaban limpios y aseados y rebosaban dignidad. También tengo la experiencia en México de ver en cuevas a pobres con aspecto descuidado y sucios y a esto se le llama miseria.

Jesús nació en el portal de Belén pobre con todo el cariño del mundo de María y José y más tarde con el cariño y la adoración de los pastores que fueron informados del nacimiento del Mesías por los ángeles del Señor.

Estamos a las puertas de la Nochebuena, la noche más entrañable no solo para los creyentes si no para todos. En esta cena tan especial comemos lo mejor, pero lo más importante es el clima de amor y de nostalgia: recordamos a nuestros seres queridos, padres, abuelos, familia que están gozando del Señor.

La Nochebuena aquí en Galicia la convertimos en una noche mágica y nos hace recordar la vida ejemplar de Jesús y nos hace ver que lo importante no solo es conocerla sino practicarla. Pasó por la Tierra haciendo el bien, que distinto sería nuestro caminar en nuestro mundo si pusiéramos en práctica el ejemplo de Jesús que pasó por el mundo haciendo el bien.

Hacer el bien es ayudar al que lo necesita materialmente pero más importante es dar amor a los que están a nuestro lado, pasando por alto las imperfecciones de los nuestros y la de los demás y no pasar factura por los detalles o favores que hicimos. Sonreír y dar luz al que está en la oscuridad.

No debemos de cansarnos en mantener una actitud optimista para uno mismo o para los demás. Hay gente que tiene muy buenas aptitudes para muchas cosas pero le falta la buena actitud para volcarse en los demás. Tenemos el peligro de convertir nuestra vida en un infierno y amargarle la vida a los demás.

Jesús ha nacido y es el motivo de nuestro gozo y nuestra alegría.

Tenemos que tener un motivo por qué vivir y por qué morir. Los creyentes sí lo tenemos.

Que el nacimiento de Jesús hombre y Dios sea el fogonazo de un despertar de nuestra vida de aburguesamiento y de pereza y sirva su vida para marchar por nuestro camino con garbo y dignidad y disfrutemos de hacer felices a los demás.

*Miembro Club 55