La comisaria de Igualdad de la Unión Europea, Helena Dalli, ha solicitado a sus trabajadores que eviten felicitar “la Navidad” a los demás y, en su lugar, les feliciten “las fiestas”, para no herir la sensibilidad de los no católicos (de los anticatólicos, digámoslo claro). Aparte del evidente sectarismo de quienes se pudieran sentir ofendidos por la mención a la Navidad, creo que estas personas lo que tienen es una gran amargura en la que les gusta recrearse, por lo que propongo que, siempre con la intención de no herirlas lo más mínimo, vayamos más allá y, en vez de desearles unas “felices fiestas”, les deseemos directamente unas “infelices fiestas”. Me parece que eso sí que lo agradecerán.