El Día Mundial de la Filosofía se ha celebrado este año en España entre luces y sombras: luces, porque con la nueva ley educativa se repone, para todos los estudiantes, la Historia de la Filosofía en el último curso de Bachillerato; sombras, porque la asignatura optativa de Filosofía de cuarto de ESO se retira del currículo estatal, quedando a la libre elección de las diversas comunidades autónomas su mantenimiento o no. Esto sucede cuando los jóvenes se hallan cada vez más condicionados por una tecnología digital que apenas les permite disponer de tiempo y libertad para reflexionar y pensar por sí mismos; y por la que circulan todo tipo de pseudoinformaciones engañosas o maliciosas frente a las que es preciso cultivar un criterio lógico y ético que contribuya a diferenciar lo verdadero de lo falso y lo válido de lo inaceptable. Además, vivimos en una sociedad pluralista, multicultural y globalizada en la que se dan cita etnias e ideologías con visiones del mundo y morales distintas, que pueden entrar en franca contradicción y conflicto entre sí a menos que se busquen ideas y valores comunes que sirvan de base al diálogo y a la convivencia. Finalmente, el saber actual se encuentra dividido en múltiples especialidades y ramas, entre las que la Filosofía, madre de todas las ciencias, tiende puentes y lazos de unión buscando una comprensión general del conjunto de la realidad que nos rodea y del propio ser humano. Por todo ello, la presencia de la Filosofía en nuestro sistema educativo resulta hoy más necesaria que nunca.