tribuna

El Ferrol real

Ángel Mato Escalona*

“Proteger el riquísimo patrimonio material e inmaterial de Galicia [...], conocerlo y, sobre todo, quererlo”. Con esa declaración de intenciones se anunciaba en este diario el 19 de septiembre Galicia, la Vía Láctea de la saudade, una serie de reportajes al amparo, entre otros, del Xacobeo. Cito al organismo público con el ánimo de hacer patente la buena fe del periódico, aunque también apoyan la iniciativa, lo cual es encomiable, otros patrocinadores privados.

Pues bien, el pasado domingo, 7 de noviembre, tuvimos la oportunidad de deleitarnos con el capítulo VIII, una pieza firmada por Alfonso Armada que lleva por título ‘El diccionario perdido de Ferrol’. Bien podría haberlo encabezado con una expresión de su puño y letra: “Desafecto a la realidad”.

Además de visitar el Arsenal y un par de calles, el autor debería haber aprovechado “el día de verano” para acercarse a unas playas donde el mar y el entorno natural constituyen un espectáculo en sí mismos, admirarse con la entrada de una ría flanqueada por castillos, fotografiar la treintena de edificios de la ruta dedicada a Rodolfo Ucha, cumbres del modernismo y el art decó en Galicia, o darse un simple paseo por las alamedas más antiguas de la comunidad.

El caso es que en un texto de lo más prolijo (de las tres acepciones que ofrece el diccionario de la RAE para este adjetivo, elija el lector la que guste), antes de recitar un glosario que toma en préstamo de nuestros dos museos navales, se arranca con una retahíla de sustantivos que, muy generoso, identifica con el paisaje urbano de Ferrol: decadencia, carcoma, ruina, bancarrota.

Quizá el autor se deja llevar demasiado por la cita “premonitoria”, dice, que rescata de La Biblia en España para rellenar un centenar de líneas junto a la imagen de un modelo del crucero Galicia. “Maqueta de un bergantín”, informa en el pie de foto. Es más que sintomática la elección de la obra de Borrow, conocida a partes iguales por su notable calidad literaria y su escaso rigor, como punto de apoyo decimonónico al tópico y al prejuicio de hoy.

En contra de lo que sostiene el señor Armada, el diccionario naval no está perdido. Como pudo leer en el “estupendo e ilustrado folleto” que cayó en sus manos mientras se encontraba en Ferrol, la vinculación de la ciudad al astillero y al Arsenal ha sido motivo de avatares. Y en este momento nos encontramos a las puertas del programa de construcción de barcos más ambicioso de los últimos tiempos.

Si “es como si hubiera faltado a clase cuando en el colegio se habló de la geografía física, política y moral de este cuadrante del noroeste”, está invitado a regresar cuando desee, al objeto de remediar tan “profundo desconocimiento”.

Donde el ojo del periodista solo detecta “una lepra que se contagia a las fincas colindantes”, los datos indican que desde el 2012 se han realizado 650 intervenciones de rehabilitación en edificios de los barrios históricos. Eso, sumando únicamente las obras que han contado con algún tipo de ayuda pública.

Donde ve “un planeta en extinción”, hay una comarca puntera en la construcción de instalaciones eólicas marinas, fuente de energía limpia y de futuro, que exporta a toda la Europa atlántica.

Donde “un mundo que se desvanece”, una ciudad viva, con una sociedad civil rica y plural como no existe en muchos lugares.

“Me imagino lo que es vivir aquí”, presume. No tiene ni la más remota idea.

*Alcalde de Ferrol

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