A derecha e izquierda, los políticos del occidente desarrollado se llenan la boca con las tasas de vacunación logradas por sus administraciones en un tiempo récord. ¿Por qué viene entonces a aguar la fiesta el señor Antonio Guterres en el discurso inaugural de la Asamblea General de las Naciones Unidas? Entiendo que el tildar de obscenidad el comportamiento de los países ricos y consignarles en el boletín de calificaciones un suspenso en ética no le habrá granjeado muchos amigos a este septuagenario de aire manso, casi letárgico. Aun así, tampoco creo que la arenga del secretario general sirva para mucho, pues al fin y al cabo manda quien paga y las voces de los que sempiternamente piden suelen ser acalladas con la indiferencia.

Cuesta entender que hagan falta discursos para incentivar una vacunación verdaderamente global frente a la Covid. Esta tara de ejecución en la lucha contra la pandemia tiene el mismo sentido que inmunizar a todos los miembros de la familia y despreocuparse de que los vecinos que vienen a casa hayan o no recibido el pinchazo. Tratar de compartimentar en naciones estado a 6.000 millones largos de terrícolas tampoco es una opción factible. Lo único racional y, por añadidura ético, es ayudar a los países más necesitados a proveerse de las dosis que no acaban de llegar.

Lo que está sucediendo con las flagrantes desigualdades en materia de vacunación entre naciones pobres y ricas no deja de ser una manifestación más de la “gran brecha” que acuñaba Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, en el libro que publicó en 2015. En él recurría a una llamativa metáfora para ejemplificar la magnitud de la desigualdad a nivel mundial: un avión que transporte a los 85 millonarios más adinerados del mundo contiene tanta riqueza como la mitad más pobre de la población del planeta. Otra imagen muy ilustrativa es que uno de cada cien habitantes del mundo tiene tanto como los 99 restantes (según datos del banco Credit Suisse). Como decía Eduardo Galeano, en ocasiones el desarrollo no hace sino desarrollar la desigualdad.