“Lo que queremos es inspirarnos en ejemplos de buena gestión, siempre basados en principios y valores compartidos” (Pablo Casado a Nicolás Sarkozy, 31.08.2021).

Pablo Casado y su partido político aspiran a emular la gestión y los valores del expresidente galo. Es un hecho constatado que este político no se documenta lo suficiente antes de abrir la boca. De la gestión y de los principios que atesora Sarkozy ha dado buena cuenta la justicia francesa. El 1 de marzo del presente año fue condenado a tres años de prisión, por el delito de tráfico de influencias y corrupción. Debía tener conocimiento de ello el Partido Popular. Mas, el caso era traer a un personaje europeo, que apoyase a su líder en su convención itinerante.

Pero, hete aquí, que escogieron mal el día. Al día siguiente de la ovación que le dedicaron, la justicia gala dio a conocer un nuevo veredicto sobre la gestión de Sarkozy: condenado a prisión de un año, por financiación ilegal en su campaña electoral de 2012. La administración de justicia gala, a diferencia de la española, penaliza con prisión cualquier corrupción, sea o no a titulo lucrativo, que se dé en una formación política.

Quizás influyese en la elección del invitado, el conocer que el emérito-campechano le hubiese otorgado al ex mandatario francés la medalla de Caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro, el 25.11.2011. ¿Compartían ambos valores en común? La respuesta está según se mire en las distintas concepciones constitucionales entre España y Francia. El régimen francés es republicano y un presidente puede ser juzgado, tras su mandato, por actividades ilícitas durante tal período. España es una monarquía, en la que el rey goza de inmunidad absoluta, durante su reinado, y nunca será juzgado por actos ilícitos anteriores a su abdicación. Y después de ésta, de seguir delinquiendo, a esperar la prescripción de los hechos. Hay hechos que, sin haber sido juzgados en sede judicial, son éticamente reprobables.

Ante el derrape del PP, tras conocer la noticia de la reciente condena a su invitado estrella, decidió eliminar en las conclusiones de su convención nacional la participación de Sarkozy. No sé si Vargas Llosa habrá fumado algo, pero se marcó el merengue dominicano “Mataron al chivo”. Sus palabras en tal convención no matan como en su obra “La fiesta del chivo”, pero hieren a la dignidad humana: “Lo importante de unas elecciones no es que haya libertad, sino votar bien”. ¿Pensaba este chivo criollo en su buen voto para depositar en cuenta ‘offshore’ en paraíso fiscal sus royalties por sus obras y derechos de autor?

Los conmilitones del PP escogieron un mal día para dejar de fumar. “El codicioso y el tramposo fácilmente se conciertan” (Sebastián de Covarrubias, “Tesoro de la lengua castellana”).