Europa en ruta con Santiago

Germán Sierra Sánchez

Vigo

Europa cojea y cabalga sin lucidez, falta entusiasmo, consistencia y nitidez. ¿Pero qué te está pasando? ¿Europa de lobbies y huérfanos culturales?

Con un acervo cultural riquísimo a modo de raíces que amalgaman nuestra unidad. Esta consistencia es interrumpida por burócratas que se separan de la raíz cultural siglo a siglo construida. Regando las instituciones de unos “pseudovalores” y un progreso que lo único que tiene de progreso es la palabra progreso.

Finiquitamos lo bueno, bello y valioso. Nos asusta tener un marco teórico de lo que “debe ser” que sea válido para muchos, desconociendo que este trabajo está ya muy avanzado por nuestros ancestros. Con objetivos espurios has dejado de cantar y de bailar.

Las palabras libertad, progreso muy manidas en nuestras instituciones sirven para romper con la historia, con la cultura y con la esencia de la vieja Europa.

Frente al gigantesco armazón cultural que poseemos, aparecen unos raquíticos “pseudovalores”, mal cocinados, poco razonados y por ende son impuestos a golpe de talonario y con la repetición machacona en los medios de comunicación. No puede ser que todos nuestros ancestros europeos estuvieran equivocados en todo; abandonando cualquier modelo teórico de buscar el bien y acercarnos a la verdad, vivimos sin referencias a cambio de un “no sé qué” llamado progreso.

Pero bajemos a la tierra, la tradición europea ha defendido la vida humana a capa y espada como algo de inmenso valor, como algo intocable, ¡ser hombre es la caña! Ante el problema de madres sin medios o que no se sientan capaces de atender a sus hijos utilicemos la razón. Tenemos la adopción y tenemos también la posibilidad de asistirlas en su embarazo dificultoso, desarrollando una cultura de la ayuda.

Nuestros ancestros pensaban que la vida humana es valiosa y que merece la pena ser vivida. Prodigios del pensamiento ya pensaron sobre esto, utilizaron la razón y argumentaron. Nos dices que no hay tener hijos porque no encuentras las poderosas razones que existen en nuestra tradición para tenerlos.

Herida y sin ilusión, Europa está entubada, sin pecho donde mamar, renuncias a las fuentes, a los bellos ideales. Propongo un nuevo camino de Santiago donde nos adaptemos a las nuevas realidades pero partiendo de lo ya construido, colaborando y sin avergonzarnos de nuestros ancestros y aprovechando el caudal de oro que nos legaron.

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