Desde la Moncloa, Sánchez nos quiere presentar una nueva historia de España. Aquella historia que se ha impartido en las escuelas, institutos y universidades con nombres griegos, visigodos, musulmanes y romanos, solamente son relatos, como los viajes de Colón, los conquistadores y los comerciantes de esclavos. Para Sánchez, la nueva historia de España comienza con la llegada de Franco y, para hacerla más real, están continuamente excavando y levantando piedras en busca de huesos, aquellos tesoros arqueológicos ya no son interesantes.

Sus ministros diariamente nos recuerdan a Franco, como los sacerdotes al Todopoderoso. Lo más curioso es que hacen desaparecer todos los símbolos franquistas. Por un lado, quieren que recordemos a Franco y, por el otro, hacen desaparecer sus huellas para no recordarlo. ¿Quién comprende esto? Si los catalanes tienen su historia, Sánchez también inventa la suya.

En un principio, veíamos a los catalanes como un David en el relato de la Biblia, enfrentándose a Goliat Estado español. Ahora los papeles han cambiado, los catalanes se comportan como un Goliat y Sánchez como un David y este último parece que no quiere encontrar esa piedra para derrotarlos. Los dos se complementan para conseguir sus objetivos.

Para comprender la historia de España tendremos que pedir cita al psicólogo.