Tuve una envidia sana al ver la final de la copa de Europa de fútbol en Londres entre Inglaterra e Italia. El estadio a rebosar con muchos hinchas ingleses y un número grande de aficionados italianos.

Francia, Inglaterra y Alemania nos han puesto en la lista negra de países en que a sus ciudadanos les aconsejan no pasar sus vacaciones como era lo normal antes de la pandemia.

El problema de este gran país llamado España está en el señor Sánchez. Las encuestas hechas en junio sobre la intención de voto le daban un gran batacazo y ni corto ni perezoso se cargó a todo el equipo duro de su Gobierno hasta hace unos días. Se cargó a Redondo, cerebro del Gobierno de Sánchez en la trastienda, se cargó a su primera vicepresidenta, señora Calvo, y a su lugarteniente, señor Ábalos.

Mantiene a los políticos de Podemos en el Gobierno a pesar de la metedura de pata del señor Garzón que hizo que todo el sector cárnico reaccionara con acritud. Con los separatistas sigue en la línea del diálogo; no sé qué se tiene que dialogar con estos personajes.

El problema de este gran país es el señor Sánchez. Nunca hubo en España un jefe de Gobierno tan apegado a la Moncloa: primero yo y después el diluvio.

Y el diluvio es lo que está provocando este señor, está creando incertidumbre y pasa del aquí mando yo a delegar sus responsabilidades en las autonomías.

Es necesario coordinar y aunar intereses y este señor se dedica a poner en práctica su ideología. Ideología atea y antirreligiosa que lleva en el fondo de su alma.

La ley de la eutanasia no ha sentado bien al ochenta por ciento de los españoles. La concesión del indulto a los presos del 1 de octubre del 2017 no solo ha dejado a los catalanes desamparados, sino que el resto de los españoles lo hemos visto muy mal, desautorizando al poder judicial.

El problema está en el señor Sánchez. Tenemos mala suerte, últimamente no tenemos jefes de gobierno a la altura de nuestros momentos difíciles. Tenemos un binomio muy difícil de superar, incertidumbre y un endeudamiento colosal.

Cuando alguien lo hace mal debe tener la honradez de dimitir y convocar nuevas elecciones, pero seguro que el señor Sánchez no lo hará.

A mí me consuela algo que he dicho alguna vez; el canciller alemán Bismark lo dijo hace más de un siglo: “Aunque España haya tenido malos políticos, ninguno ha conseguido llevarla a la bancarrota”.

También me anima el pensar que en estos momentos hay mujeres españolas sobresalientes: Ana Botín, presidenta del Banco Santander, Isabel Díaz-Ayuso, gran vencedora de la batalla Madrid el 4-M, y grandes hombres como Amancio Ortega, Florentino Pérez, que además de ser presidente del Real Madrid es el presidente de ACS, firma de referencia a nivel mundial en temas de infraestructuras y autopistas, Francisco Reynés, presidente de Naturgy, empresa líder en el mundo de la energía. Podía extenderme en el número de hombres y mujeres que hacen que a este país llamado España se le respete y se le admire.

El señor Sánchez está cada vez más solo y más dividido su partido; aparte de los socialdemócratas de siempre –Paco Vázquez, Leguina, el señor González, etc.–, parte de las personas de confianza como el señor Redondo, la señora Calvo y el señor Ábalos, que con sus equipos fueron despojados de sus altos cargos. Y en política y en todo se cumple la máxima de divide y vencerás. El señor Sánchez está provocando esta división en el PSOE.

*Miembro del Club 55