Estamos acostumbrados a ver los dramas de la migración y notamos que nadie tiene una solución, el único remedio que se utiliza son parches calientes. Todas esas personas que se encuentran amenazadas por la violencia de las guerras y el hambre, tratan de huir y cambian todo lo que poseían por un futuro incierto. En su huida lo principal es sobrevivir y cuando llegan a un país, se tienen que reinventar psicológicamente, socialmente, económicamente y, probablemente, emocionalmente.

Muchos migrantes no lo lograrán, pero se han sacrificado por sus hijos y familiares.

La migración es un problema mundial y todos los gallegos tienen un familiar que pertenece o perteneció a ese mundo tan trágico.

Cerrar las fronteras y fingir que esas corrientes de refugiados no existen es un comportamiento de avestruz y se está jugando con los sentimientos de la gente, pero no resuelve para nada la corriente de refugiados y tu propia conciencia.