Hace unos días, al comprobar que efectivamente el Concello de Pontevedra, con su alcalde a la cabeza, procedía a cambiar la rúa de Pontevedra, que hasta hoy estaba a nombre del rey Juan Carlos I, he sentido vergüenza ajena. Sin duda es una vileza y cobardía haber tomado esta decisión con la excusa de que era una demanda popular. Un poco de seriedad, Sr. alcalde. Con una crisis sin precedentes, tanto sanitaria como económica, por culpa de la pandemia, cree usted que puede haber alguien con sentido común, que le importe algo que nuestro rey emérito siga ostentando una calle en Pontevedra, excepción hecha, claro está, de una minoría de resentidos y nostálgicos de una república trasnochada, porque no nos engañemos, esta acción no deja de ser más que un ataque a la monarquía, dado que por muy dignos que se pongan los señores concejales del PSOE y el BNG, para nada está justificado un comportamiento puntual del rey Juan Carlos, del que por cierto ni siquiera está investigado, para recibir un castigo tan vergonzante. Es más, aun dando por buenos los errores que haya podido cometer, sus aciertos y servicio a España siempre los superan con creces. Por otra parte, este juego de cambio de calles está ya muy manoseado, porque, Sr. Lores, cuando deje usted el concello, esperemos que pronto, ¿se van a restaurar de nuevo las calles y títulos que con su arrogancia se ha permitido cambiar o vilipendiar? Un poco de seriedad, que ya somos mayores, aunque algunos, por sus actos, no lo parezcan.