Lo primero que puede asombrar al lector es el hecho de que sea Andorra –¿qué clase de país iberoamericano es éste?– el lugar establecido para un acto internacional de Jefes de Estado y de Gobierno donde se celebrará en este mes de abril el evento, tan mal conocido en provincias, máxime si apuntamos que vendrán representantes de los grandes países de América: México, Brasil, Argentina, Colombia, Perú ... ¿No sería Sevilla el lugar más adecuado para un acto de esta naturaleza, con Universidad, puerto, Archivo de Indias y Torre del Oro? ¿Estará conforme en ello la Secretaría General que reside en Madrid desde hace algunos años? ¿Por qué no Manila, siendo Filipinas país asociado, el gran ignorado?

Fue en Guadalajara (Jalisco) donde se celebró en 1991 la Primera Cumbre con toda solemnidad, con grandes discursos de los presidentes y jefes de gobierno de los países de nuestra progenie, para fijar espacios de colaboración y de compromiso en el sentimiento de pertenencia que tenemos todos los iberoamericanos, como tienen los anglosajones en sus proyecciones universales “ad extra”.

Filipinas (1565-1898) no existe para la España actual después de haber estado allí más de trescientos años. Portugal también ha estado en Angola y Mozambique un montón de años, y aún siguen hablando portugués. La cantera está mal cuidada y utilizada, no así otras que han pertenecido a grandes imperios. Lamentable el poco aprovechamiento de un Gobierno que tiene una veintena de ministros.

En la Primera Cumbre de 1991 se hizo una grandiosa Declaración firmada por los veintiún participantes, para examinar de forma conjunta los grandes retos que afrontan nuestros países en un mundo en continua transformación, hoy día más acelerada debido a la extraordinaria y virulenta expansión universal de la pandemia que padecemos.

La Declaración se ciñó a veinticuatro puntos, sustentándose en el rico patrimonio de la suma de pueblos, credos y sangres, el acervo cultural común, las impresionantes huellas dejadas en la fundación de universidades, catedrales, palacios, puertos y comunicaciones, el impulso decidido a la educación, la lucha contra el deterioro ecológico global, contra la pobreza, el flagelo del narcotráfico y sus secuelas, las guerras, el hambre, el necesario fortalecimiento de las bases de convivencia y la justicia social, en suma, impulsar el desarrollo económico, social y cultural.

Reconciliada América con España después de sus más de doscientos años de Independencia, acosada por Calibán –el salvaje primitivo esclavizado por Próspero, frente a Ariel–, los sueños de Bolívar, Martí y Vasconcelos (Gran Colombia, Cuba y México), en la raza cósmica de este último, hay que estar a los discursos que promovieron entonces y a su contenido de valor perenne, para que el Secretariado General de esta entidad residente en Madrid, nombrado por consenso a propuesta de los ministros de Relaciones Exteriores de los respectivos países, contribuya al fortalecimiento y cohesión de la Comunidad Iberoamericana en la preparación de las Cumbres, cumplimentar los mandatos, impulsar la cooperación, observar las Naciones Unidas y la Unión Europea, estar allí presentes en la promoción de los vínculos históricos, culturales, sociales y económicos entre los países iberoamericanos entre sí y ante la Comunidad Internacional.

Fue Leopoldo Zea, sobresaliente cultor mexicano, el que hizo la presentación del contenido de la Primera Cumbre, como una nueva realidad abierta al mundo, con una misión impostergable hacia la unidad e integración, protagonista de cambios radicales, cooperación para la paz, la democracia y la justicia social, el progreso científico y el equilibrio ecológico.

*Presidente de Amigos UVIGO