Te confinaron. Lo aguantaste. Tu tienda cerró. Lo aguantaste. Tu empresa cerró. Lo aguantaste. Tu bar cerró. Lo aguantaste. Tu médico se fue. Lo aguantaste. Tu mundo cerró. Lo aguantaste. Ahora tu vista solo alcanza cuatro paredes. Lo aguantas.

Tus pasos están contados por ley. Lo aguantas. Tus mascarillas se amontonan en la entrada. Lo aguantas. Tus amigos están en cuarentena perpetua. Lo aguantas. Eres tu único conviviente. Y te aguantas. No tienes presente. Lo aguantas. El futuro es una palabra vacía. La aguantas. No estás en la lista para vacunarse mañana. Lo aguantas.

Desde la ventana ves la calle. Varias botellas de Coca-Cola mediadas duermen en la acera. Un remolino de guantes plásticos y bolsas finas vuela con el viento del sur. La calle aparece enmoquetada de mascarillas quirúrgicas. Todo tipo de objetos plásticos destinados a combatir el Corona, forman una isla de plástico en la calle desierta. Y lo aguantas.

No hay tiempo para nada. Hay tiempo para todo.