Existen trabajadores por necesidad y vocación, por vocación preferentemente o por necesidad. Los últimos, aún haciéndolo bien, no son representativos del colectivo al que pertenecen porque no se identifican con él y, en consecuencia, el resto de la plantilla continúa contando con la confianza y el respeto de la sociedad a la que sirven con dignidad a pesar de los desmanes que aquellos pudieran perpetrar.

Esto ha sucedido en Linares, donde dos seudopolicías han corroborado que aunque el macarra se vista de policía, macarra se queda, a pesar de que hayan tenido que ser un padre y su hija de catorce años los encargados de desenmascararlos para que sean juzgados y condenados con garantía, no apaleados con chulería.