EE UU es un país de contrastes donde un presidente puede pasar a la historia junto a otros grandes presidentes como Roosevelt, Lincoln y Washington, o al juzgado de guardia presentando una denuncia por fraude electoral para no tener que desalojar la Casa Blanca. El pueblo americano se contagió del entusiasmo de un empresario patriota con buenas intenciones y grandes planes, y se encontró con un magnate con visión para sus negocios pero con serias dificultades para dirigir su país con: diplomacia, compromiso social, y con la autocrítica capaz de conservar su ego dentro de unos niveles que garanticen al resto del mundo su seguridad. Donald Trump creyó que los estadounidenses necesitaban ser los amos del mundo para ser felices y resultó que necesitaban, trabajo, estabilidad familiar, buenas relaciones entre ellos fomentando la paz social y no el racismo, y con otros países, favoreciendo su permanencia en organizaciones mundiales, no su salida de ellas, y una sanidad que pueda asesorar con libertad el ponerse una mascarilla y que los cubra más o menos, pero a todos.