El aborto y la eutanasia son crímenes execrables.

La vida es vida. Atentar contra la vida se pone de manifiesto en el juramento hipocrático, en el que no se puede poner fin a la vida de ninguna manera, léase aborto o eutanasia. En el primer caso, la vida engendra vida; en el segundo caso, es interrumpir la muerte natural que se te va en el último suspiro.

Quien comete estos actos penados o no, incumple las leyes naturales y siendo creyentes pecan contra las leyes divinas.

Así que los que recurran a estas impopulares medidas, se lo piensen varias veces.

Es mi modesta opinión.