Actualmente se está tramitando la ley de eutanasia -excluyéndola de todo debate científico y social-, en un momento en que la sociedad sufre el duelo por la pérdida de más de cincuenta mil seres humanos por la pandemia del Covid-19.

La dignidad de toda vida es ajena a todo conflicto ideológico. La dignidad humana es el fundamento de los Derechos Humanos. Sin la vida, ningún otro valor ni derecho es posible.

Desde el gobierno social-comunista tratan de imponernos lo que tenemos que pensar, lo que tenemos que sentir y lo que tenemos que hacer, es decir, manipularnos. La defensa de la vida, incluso -y sobre todo- del que se encuentra en una posición más vulnerable no es una cuestión de ideología, es una cuestión de humanidad. La dignidad humana no se pierde ante una enfermedad irreversible o ante unas facultades físicas o psíquicas mermadas. Toda persona tiene una dignidad, independientemente de su situación o condición personal. La dignidad humana es un atributo inherente a todo ser humano.

No hay que eliminar al enfermo, sino reducir o eliminar el dolor. La solución al sufrimiento no es un homicidio, la eliminación del enfermo, sino la inversión en cuidados paliativos. En España, estos cuidados no llegan ni a la mitad de los enfermos que los necesitan. Esto requiere una mayor inversión por parte de los responsables de la sanidad española para que esos cuidados paliativos lleguen a todos y para que los médicos, respondiendo a su vocación, traten de curar y, cuando no sea posible, reducir o eliminar el sufrimiento.