El viernes pasado despedimos a Cathy, la chica francesa que llegó a Vigo en aquellos años del siglo pasado en que todo era bastante oscuro en España, trayendo su aire fresco y desenvuelto y que se integró tan bien que, al final, ya hablaba francés con acento gallego. Todos los que fuimos alumnos de ella en la Alianza francesa o compañeros en el Apóstol recordaremos siempre su luminosa sonrisa que siempre animaba a seguir adelante a pesar de las incorrecciones que pudieras cometer. Era la sonrisa de la aceptación, te equivocas pero no importa, sigue, lo que ella hizo siempre en su vida, caminar hacia adelante a pesar de las dificultades.

Gracias Cathy, tus alumnos y tus amigos te recordaremos como quisiéramos recordar siempre a las personas, siempre de tu lado. Merci beaucoup, Cathy.