Covid-19 parece la contraseña de acceso a un sistema informático. Sin embargo, se trata de un coronavirus detectado por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019 y que se ha propagado a nivel global con una virulencia pandémica. Este microorganismo se ha convertido en un enemigo silencioso contra el que, de momento, carecemos de "armas" eficaces para combatirlo y derrotarlo.

A pesar del confinamiento temporal en nuestras casas ("arresto" domiciliario), en principio durante, al menos, cuatro semanas, este puñetero virus se está llevando muchas vidas por delante.

Así las cosas, nos encontramos ante una extraña realidad, que nunca antes habíamos vivido. Y si se prolonga en el tiempo --que es lo más probable--, el desequilibrio económico será de tal magnitud que la recuperación nos va a costar Dios y ayuda. Y los ajustes subsiguientes --que serán tan inevitables como contundentes-- supondrán un nuevo sacrificio para todos.

Esperemos que esta pesadilla -¡esta locura!- acabe más pronto que tarde. Porque los que ya tenemos una edad no estamos para estos sobresaltos. Aunque, como dice un proverbio chino: "Si te sientas en el camino, ponte de frente a lo que aún has de andar y de espaldas a lo ya andado". ¡Mucho ánimo a todos!