Epidemias como la actual nos conciencian de la vulnerabilidad del ser humano a amenazas externas que no provengan del propio ser humano. Los países gastan lo que no hay en sofisticados medios para matarse entre ellos pero no invierten lo mínimo en ciencia para defenderse de un virus que habita en un animal conocido pero nunca analizado por falta de presupuesto. Quizás nos presagia la situación actual que tendremos que gastar de los intereses en conocer lo desconocido si queremos disfrutar en un futuro de los ahorros, pues nos adelanta el Covid-19 que es real, y no ciencia ficción, la posibilidad de que el final esté en algo tan insignificante como un virus pero mucho más letal que todo el arsenal nuclear mundial, pues aparte de ser letal es insociable y no se presta a negociar porque, simplemente, lucha como nosotros por sobrevivir.