Para ser presidente del Gobierno de España se requiere únicamente ser español, mayor de edad, disfrutar de los derechos de sufragio y no estar inhabilitado para ejercer empleo o cargo público.

Sin embargo, para ser presidente de la Asociación del Cementerio de Matamá es necesario disponer además de unos conocimientos y aptitudes que al parecer solo unos pocos poseen.

He llegado a esta conclusión por el acoso e insinuaciones infundadas que han sufrido los dos últimos presidentes y directivos del cementerio, en todas las asambleas desde 2013 hasta hoy y que han provocado su dimisión o voluntad de no ejercer jamás como tales (ya sucedió lo mismo en 1999-2000).

Casualmente, o tal vez no, las críticas coinciden con estos últimos 7 años que han sido todo un hito en inversiones, obras de mejora, nuevas instalaciones, actividades e innovación.

No dejo de reconocer que lo realizado en 1996 marcó las bases del actual cementerio, pero las sociedades que no cambian, no avanzan. El inmovilismo lleva a la desaparición.

Quizás sea necesaria una academia que enseñe a ser un buen presidente. Profesores ya tenemos.