Desde el 10N la paz en el PSOE ha sido perturbada por el mal resultado. Tres escaños menos, cuando el CIS auguraba el aumento de unos treinta.

P. Sanchez se dio cuenta del peligro de su posición, para seguir residiendo en la Moncloa y dio una vuelta como la hoja de un árbol. Y aquella rosa de la que tanto presume el PSOE, se ha convertido en morada.

Los políticos egoístas, tarde o temprano cavan su propia tumba y la de su partido pues son ciegos. Además están convencidos de que su propia planificación de carrera política, coincide a la perfección con los intereses de su partido e incluso de la sociedad. El ejemplo lo tenemos en la consulta a sus bases.

A menudo vemos ese tipo de mitómano en el Congreso, como sucedió con Zapatero. La ambición no es sucia ni el sentido del simbolismo, siempre y cuando se trabaje para los intereses de la nación y no del partido.

En Sánchez, siempre hemos visto un oportunismo cínico, la moción de censura contra Rajoy lo dice todo. Por su probable Gobierno con Podemos y el apoyo de ERC, creemos que Sanchez no nació para gobernar nuestra nación, pues tendrá que irradiar autoridad y mantener el orden en la coalición.

Un primer ministro sin influencia será como el paño de limpieza del Congreso y todos sabemos lo que esto significa. "La ayuda para la limpieza es escasamente recompensada en este país"

Quieren tener gobierno antes de que termine el año, eso es hoy una estimación, pero puede que no valga nada la próxima semana. Tan volátil, tan especulativo y tan impredecible es el mundo político español del 2019.