Me preocupa el mundo, su injusta y desigual reparto de la riqueza. Me duele la indiferencia ante el hambre, la soledad, la enfermedad, el dolor, la violencia, las guerras?

No tengo que ir tan lejos. Me preocupa mi ciudad, Vigo. Miles y miles de euros en luces, luces y más luces, en abetos gigantes, en la noria más iluminada de España, en cañones de nieve, en adornos navideños nunca vistos? mientras cientos de vecinos sufren la carencia de las necesidades más que básicas: casa, comida, ropa de abrigo y calzado de lluvia en este otoño tan duro, pobreza energética, trabajo y demora e incomprensión de los servicios sociales, volvemos al "vuelva usted mañana". Y no me detengo en los sintecho cuando no encuentran una plaza en los poquísimos albergues que hay. Mientras duerman en los portales esta Navidad estarán solos y desamparados mientras las mejores luces del planeta les cegará la vista y les recordará lo tristísima que es la Navidad en la soledad y olvido absoluto.

Me rompe el alma. Vigo en vez de llamar la atención por ser la ciudad más iluminada del Universo durante la Navidad, si a esto se puede llamar Navidad, podría destacar por ser la ciudad más solidaria, humana y justa del mundo. Pero esto no vende. Entiendo que los comerciantes y la hostelería ganan, pero qué difícil es llegar al término medio, qué difícil es usar el sentido común (el menos común de los sentidos).

Me preocupan mis alumnos. Imparto clase a adolescentes, soy tutora de 1º de Bachillerato en un colegio de Vigo y estoy orgullosa de mis chicos y chicas. Pero me pregunto cómo voy a educarlos en la grandeza de la capacidad de dar y de entrega a los más necesitados en esta ciudad donde el único significado que dan a estas fechas es lo superficial y un brutal consumismo, olvidándose del verdadero significado de la Navidad, el dar. Dar de nuestro tiempo, dar una sonrisa, comprensión, escucha, dar un abrazo, una palabra cariñosa que demuestre que el otro sí que importa, dar todo lo que esté en nuestras manos. Confío en la juventud y en el tesoro interior que tienen dentro, en su enorme capacidad de dar y de ponerse en el lugar de los demás.