Desde hace años la sombra de corrupción ha sobrevolado el "procés'" en Cataluña. No se trata de una mera sospecha puntual. Este tiempo ha arrojado pruebas más que suficientes de una corrupción estructural, de la que el poder político se ha aprovechado al tiempo que no ha dejado de agitar la bandera del independentismo. Desde el famoso 3% al que se refirió en su día Pasqual Maragall en sede parlamentaria hasta las condenas a miembros de la familia Pujol, los escándalos han sido una constante.