Para Sigmund Freud, la negación es uno de los mecanismos de defensa por los cuales el yo aleja de sí las ideas o recuerdos de hechos perturbadores simplemente negando que existan. De este modo, la mente pretende mantener su equilibrio frente a la angustia que admitirlos supondría. Este término psicológico puede fácilmente enlazarse con la actitud denominada negacionismo frente a la evidencia del calentamiento planetario y la contaminación atmosférica. Como en el psicoanálisis, el sujeto -en este caso, colectivo- se defiende rechazando unos datos que le acarrearían demasiados trastornos y cambios en su modo de vida.

Sin embargo, la mera negación no anula la veracidad de esa información ni consigue solucionar el problema, que se acrecienta precisamente por la inacción que de ella se deriva. Como en la terapia, es preciso dar un giro hacia la anagnorisis, el reconocimiento de lo negado, para poder superarlo. Sin embargo, ahora mismo Greta Thunberg, que encabeza la lucha juvenil contra el cambio climático y ejerce de conciencia ecologista a escala mundial, está siendo víctima de numerosos ataques con argumentos "ad hominem" encaminados a negar también su validez como líder debido a su edad o a tal o cual rasgo de su personalidad. Pero la realidad es tozuda, y, sea quien sea quien la anuncie, seguirá su rumbo mientras no se la reconozca y se haga lo posible por modificarla; pues, aun cuando no fueran solo las emisiones de CO2 la causa de la subida de las temperaturas, hay motivos de salud e higiene más que suficientes para reducirlas.