Leo en la prensa una noticia que me impacta muy negativamente. Un joven de 16 años de edad gana 2,6 millones de euros al vencer en un torneo de Fortnite World Cup. Se impuso en la categoría individual superando una fase clasificatoria entre 40 millones de aspirantes de todo el mundo. La madre de Giesford manifestó que su hijo comenzó a jugar a los videojuegos a los tres años de edad y que habitualmente practica esta actividad entre 8 y 10 horas diarias. Yo me pregunto: ¿qué formación tiene este joven?, ¿cuándo estudia?Cuando aún no se ha ganado la batalla al alcohol, en la guerra de los peligros que acechan a los menores se abre un nuevo frente, los videojuegos, otra posible puerta a la adicción en edades tempranas. En cuanto a España, en 2014, un joven madrileño, Adrián Mateos, gana el Wsope, las series mundiales de Europa de póker, embolsándose un millón de euros. Adrián, de 19 años, espera ansiosamente cumplir los 21 para poder participar en torneos en Las Vegas, en Estados Unidos.

La vida de estos jóvenes pende del hilo de la fortuna. Como decía aquel: "Quien juega por necesidad, pierde por obligación". Cuando llegan los momentos "bajos", la desgracia suele ser su fiel compañera. Por todos esos reveses que tiene el juego, quiero recordar un titular muy importante del año 1998: "El 'Maradona' del póker murió de sobredosis". StuUngar, de 45 años de edad, es la única persona que ha ganado el evento principal de las Wsop tres veces, en los años 1980, 1981 y 1997. Por su habilidad con los números se le llegó a comparar con Dustin Hoffman, en la película "Rain Man". Calculan que llegó a ganar más de 30 millones de dólares en las mesas de juego. Cuentan que nunca tuvo una cuenta bancaria a su nombre y que guardaba el dinero en cajas de cartón. Murió dejando innumerables deudas. El juego, las prostitutas, las drogas? Apareció muerto en un hotel de Las Vegas por una sobredosis de crack. Llevaba 882 dólares encima, lo único que le quedaba de un anticipo de 10.000 que le había dado un patrocinador un par de semanas antes. La opacidad y lo incierto del mundo de las apuestas con la desmesurada ambición del jugador hacen que los expertos equiparen la "epidemia" del juego en línea con la heroína de los 80. Mientras los gobiernos miran a otro lado para no perder sus ingresos millonarios, los ciudadanos, ajenos a tal impunidad, sufren sus nefastas consecuencias.