Sigmund Freud, médico neuropsiquiatra y padre del psicoánalisis teoría y método que fundamentalmente cura a través de la palabra recomendaba a sus discípulos que estudiasen más humanidades (Literatura, Filosofía, Historia, etc.) que ciencias puras o naturales. Consideraba que para llegar al fondo del alma humana era más relevante, por ejemplo, leer "El Quijote", él mismo aprendió español para hacerlo en la lengua original, que saber mucha química. Con ello se oponía a la tendencia, prevaleciente en su época, a reducir los procesos psíquicos a un conjunto de reacciones físico-químicas y a hacer de la Psicología una ciencia natural más. Para él, la complejidad de nuestra mente no admite tal reduccionismo y solo con ayuda del lenguaje puede abordarse la interpretación de esa zona oscura de nuestro interior a la que denominó "el inconsciente". Décadas después, psicólogos como A. Maslow o C. Rogers reivindicaron la singularidad de la motivación humana, tendente en último término a la autorrealización personal, respecto de los instintos propios del mundo animal a los que supera y trasciende. Dieron así origen a la llamada psicología humanista que se opuso en su momento al conductismo vigente.

Tal parece que en la estructura actual de la enseñanza auspiciada por la LOMCE se hayan dejado totalmente al margen las indicaciones de Freud y el enfoque humanista. En nuestro sistema de estudios, dividido ya en Bachillerato en cuatro secciones cerradas, la carrera de Psicología se ha adscrito a la sección o modalidad de "Ciencias de la Salud", lo que conlleva que para acceder a ella en la selectividad ponderan o califican más asignaturas como Biología o Química que, por ejemplo, Filosofía o Literatura (esta de hecho, no pondera en absoluto). Es decir, que los alumnos que en Bachillerato hayan cursado las modalidades de Humanidades, Ciencias Sociales o Artes, tienen muy escasas probabilidades de poder matricularse en Psicología en la Universidad (al menos en la pública y presencial). Esta circunstancia favorece sin duda a las tendencias más cientifistas y naturalistas en Psicología y perjudica a las humanistas. Pero cabe preguntar: ¿serán realmente mejores psicólogos, en la práctica, los que saben más química y física que humanidades? A la vuelta de una generación se sabrá; pero personalmente añoro el plan de estudios que cursé, en el que Psicología era una especialidad dentro de la carrera Filosofía y Letras.