¿Todavía caminamos a cuatro patas?

Venancio Rodríguez SanzVigo

Mirando a los niños jugar en el patio de un colegio, pensé: "Las hormigas nacen como hormigas. Viven como hormigas. Como hormigas se relacionan con las de su especie. Y mueren como hormigas. Todos los animales hacen lo mismo que las hormigas. Pero nosotros no seguimos esta pauta. Nacemos, y mientras somos niños, nos relacionamos con cualquiera de nuestra especie. No importa su nacionalidad, clase, credo, ideología, etcétera. A esa edad es posible ver grupos formado por los adolescentes más dispares. Más tarde, a medida que vamos creciendo y van calando los mensajes que la sociedad, de la cultura, de los padres?, nos vamos separando, nos vamos transformando en seres de diferentes especies. De ahí vienen los clanes de individuos que exhiben una tendencia exclusivista y cuyos integrantes están unidos por fuertes vínculos (muchas veces de familiaridad de ideas). Por eso es posible ver a una persona de la especie de los independentistas, que insulta a aquel amigo de la infancia que no comulga con sus ideas. Por eso es posible encontrar al político de izquierdas que desprecia al que es de derechas. Por eso es imposible ver juntos adorando a un mismo Dios, a los que siguen diferentes credos. Los animales son lineales en este sentido. Pero nosotros no; se podría decir que acabamos degenerándonos. Según lo dicho, creo que Darwin se equivocó con nosotros: es posible que andemos a dos patas, pero internamente todavía lo hacemos a cuatro."

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