Una obligación histórica

Ramiro SampedroVilagarcía de Arousa

Galicia no es una página en blanco. Cada línea que vemos en el paisaje contiene una historia y sobre cada lugar podemos contar relatos históricos muy significativos por sus orígenes.

Esos relatos nos pueden dar una dirección hacia el futuro, indicándonos las tareas a realizar, adaptación climática, transición energética y sostenibilidad, economía circular, cambio agrícola, contracción y crecimiento urbano. Todo esto trae grandes consecuencias para nuestra región. Todos queremos producir unas energías sostenibles y consumir menos energía, tener siempre los pies secos y renovar las ciudades.

El patrimonio cultural está siempre presente en todas las esquinas y su conservación es crucial para el carácter de nuestro entorno de vida. Esto también juega un gran papel en las visiones ambientales de las diputaciones y concellos y tendrán que ejercer sus esfuerzos para que las ciudades y pueblos puedan seguir traspasando sus relatos de los descubrimientos arqueológicos y monumentos de interés. Pero esto no es suficiente.

El patrimonio puede formar la base para intervenir en la calidad del paisaje, de esta manera no quedaremos enraizados en el reconocido pasado, pudiendo añadir nuevas capas con significado.

Gracias a la arqueología podemos inspirarnos, aprender y encontrar buenas y asequibles soluciones a los problemas actuales reforzando el carácter histórico de la ciudad o pueblo.

Escogiendo un entorno de vida con carácter podremos seguir escribiendo los relatos de Galicia, pues la renovación es una obligación histórica.

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