Objetivo ineludible de la Función Pública es satisfacer las necesidades de los ciudadanos. La gestión llevada a cabo por la Administración viene siendo óptima en servicios sociales, infraestructuras, sanidad, etc., pero la referida a la implantación de la normativa de la inmersión lingüística, con el consiguiente coste, la hace innecesaria por el resultado decepcionante.

El común de los ciudadanos en sus relaciones cotidianas desdeña las "innovaciones", tales como la rehabilitación de léxico gallego en desuso o neologismos, que sin duda se enseña en los centros docentes y se emplea en instituciones y medios de comunicación. Próximo a cumplir ochenta años observo que desde mi niñez hasta hoy el lenguaje habitual y tan peculiar (¿castrapo?) utilizado en Ourense y, es de suponer, en las demás localidades de Galicia, se mantiene prácticamente intacto.

No obstante lo antes expuesto se ruega se corrija a aquellos funcionarios y departamentos que, excediéndose en su cometido, ante una solicitud verbal o escrita formulada en castellano por ciudadanos naturales o no de Galicia, no se les responde de igual forma respetando el derecho que les asiste.

Causa también muy mal efecto que la RTVG galleguice las denominaciones de poblaciones como Getafe, Badajoz, Gijón... y no lo haga con los nombres de personas (señores Rajoy, Zapatero, Feijóo, etc.).

Además, en este medio, hay periodistas o reporteros que más que un "tirón de orejas" se merecen el de micrófono cuando en entrevistas a castellanohablantes, haciendo caso omiso al idioma empleado por éstos, les formulan todas sus preguntas en gallego, produciéndose con ello una situación grotesca y una audición insoportable.