La agencia de calificación crediticia Fitch elevó ayer un escalón la nota de solvencia a largo plazo de España hasta 'A-' con perspectiva 'estable', una mejora con la que el emisor soberano recupera el grado de inversión de calidad buena por primera vez desde la crisis de deuda en la zona euro.

En concreto, la firma estadounidense situó el rating de España en 'A-', desde 'BBB+' con perspectiva 'positiva', lo que supone dejar atrás el grado de inversión de calidad aceptable y convertirse en la primera agencia calificadora entre las tres más importantes del mundo en devolver al país el estatus de solvencia 'A' desde 2012.

En julio de 2017, Fitch confirmó la nota 'BBB+', nivel que mantenía desde 2014, por la incertidumbre sobre Cataluña y el escaso apoyo parlamentario del Gobierno, pero elevó de 'estable' a 'positiva' la perspectiva, lo que implicaba una posible mejora de la calificación en el corto plazo, debido a la fortaleza de la recuperación económica y a que los riesgos en torno a los presupuestos generales se habían desvanecido.

La agencia aplaude ahora la reducción de los desequilibrios macroeconómicos en España, en gran medida gracias a la consolidación de la recuperación económica.